Lamentablemente, los casos de COVID-19 no cesan en el mundo. Obtener datos de todos los pacientes que están padeciendo la enfermedad no es una tarea para nada sencilla, pero sí muy valiosa. Es por esto que el Real World Evidence (RWE) toma cada vez más relevancia.

Para comprender la importancia que puede tener el RWE en el camino a encontrar una solución contra el COVID-19, es necesario entender las diferencias entre RWE y los ensayos clínicos convencionales.

En un primer lugar, los ensayos clínicos recogen información de datos precisos, utilizando distintos marcadores. En cambio, con RWE se manejan datos más globales y “crudos”. Entonces, las oportunidades al tener estos datos de gran cantidad de personas, podrían ser clínicamente significativos. De esta forma, con RWE se puede obtener un nuevo brazo de control común externo, el cual se podrá utilizar como base para todos las posibles vacunas o tratamientos.
Por otro lado, con RWE es posible realizar un seguimiento de los tratamientos a largo plazo, con, por ejemplo, preguntas de calidad de vida. Las preguntas podrían ser o no las mismas para todos los grupos de pacientes.

Para que esto pueda ser llevado a cabo, es indispensable llegar a las personas con un método ágil y sencillo para la recogida de los datos.